Publicado: 02/06/2023 | Actualizado: 05/05/2024
Se llama lenguaje coloquial al modo de habla que solemos emplear en la vida comun y cotidiana, generalmente no se suele prestar atención a las reglas propias que administran el lenguaje formal.
Así, el lenguaje coloquial, por estar alejado de las normas y convenciones del idioma, es muy variado pues depende de la región geografica donde uno se desenvuelve y es dificil de registrarlo por escrito debido a que está en constante cambio, por tanto, su uso es inadecuado en situaciones formales, académicas o de prestigio.
Entre las características generales del lenguaje coloquial podemos decir que:
- Es una manifestación del diario vivir, informal y poco cuidadosa.
- Es fundamentalmente oral y difícil de trascribir.
- Puede presentar poco respeto por las reglas gramaticales.
- Abundan los modismos, barbarismos, neologismos y vulgarismos.
- Es común a todos los estratos sociales, presentan márgenes de variedad, creatividad e innovación.
- Se permite esprolijidades, es decir, se permite la redundancia, la repetición, la digreción, etc.
Algunos ejemplos podemos mencionar los siguientes:
- Uso del plural en lugar de la segunda persona: “Hola, Manuel, ¿cómo andamos?” o “¡Vamos a calmarnos!”.
- Repetición del sujeto: “Ayer me vi con María y también le dije a María que te llamara”.
- Preguntas retóricas o “frases-eco”: “¿Sabes? Ayer vimos a tu padre”.
- Uso especial de ciertas conjunciones: “¡Conque estás de novio y no me dijiste nada!” o “¡Pero qué grande está Miguelito!”.
- Uso de interjecciones con distintos sentidos, como “¿eh?”, “¿ah?”, “ay”, “oh”, “¡vaya!”, etc.
- Uso de imperativos “fosilizados” o de sentido enfático, como “venga”, “vamos”, “oye” o “mira”, por ejemplo: “¡Mira, muchacho, a mí no me hables así!” o “¿Vas a volver a apostar todo? ¡Vamos!”.
- Uso de muletillas, como en: “Entonces llegó el profesor y nos dijo tipo que nos esforzáramos más”.
El lenguaje coloquial o lengua coloquial no debe confundirse con la lengua vulgar que es empleada por la sociedad inculta, esas expreciones son conocidas como vulgarismos (lea el artículo vícios del lenguaje).