RV60 – Lucas 10

Luc 10:1  Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.

Luc 10:2  Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.

Luc 10:3  Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.

Luc 10:4  No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.

Luc 10:5  En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.

Luc 10:6  Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.

Luc 10:7  Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa.

Luc 10:8  En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante;

Luc 10:9  y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.

Luc 10:10  Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid:

Luc 10:11  Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.

Luc 10:12  Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad.

Luc 10:13  ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.

Luc 10:14  Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras.

Luc 10:15  Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida.

Luc 10:16  El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.

Luc 10:17  Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.

Luc 10:18  Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.

Luc 10:19  He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

Luc 10:20  Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Luc 10:21  En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.

Luc 10:22  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Luc 10:23  Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;

Luc 10:24  porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

Luc 10:25  Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

Luc 10:26  El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

Luc 10:27  Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

Luc 10:28  Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

Luc 10:29  Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

Luc 10:30  Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

Luc 10:31  Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.

Luc 10:32  Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

Luc 10:33  Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;

Luc 10:34  y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

Luc 10:35  Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

Luc 10:36  ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

Luc 10:37  El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Vé, y haz tú lo mismo.

Luc 10:38  Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.

Luc 10:39  Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.

Luc 10:40  Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.

Luc 10:41  Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.

Luc 10:42  Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.


Reina-Valera 1960 (RVR1960): © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Para obtener más información, visita americanbible.org, unitedbiblesocieties.org o vivelabiblia.com.

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